
La soledad tiene grandes consecuencias para la salud de las personas mayores. El reciente informe (2023) del Centro Conjunto de Investigación de la Unión Europea “las personas mayores en situación de soledad y aislamiento social afrontan un incremento sustancial de los riesgos para su salud (igual a fumar y a la obesidad), el desarrollo de demencia y enfermedades arteriales”. Los riesgos para la salud mental de las personas mayores han sido igualmente documentados de manera fehaciente, de forma que la soledad se relaciona con un mayor deterioro psicológico y con más síntomas de depresión. Son solo algunos ejemplos.
En nuestro estudio, la soledad se relaciona con la aparición de síntomas de depresión y con peor salud mental en general. La particularidad de nuestro estudio es que se hace una diferencia según la forma de convivencia (con la pareja, en casa sin pareja ni hijos o en una residencia). En nuestros resultados, el 18.1% de las personas que vivían con su pareja estaban en riesgo de sufrir depresión. Sin embargo, este porcentaje era significativamente mayor entre las personas que vivían solas (29.5%) y mucho mayor en el caso de las personas mayores que vivían en una residencia: más del 54% estaban en riesgo de sufrir depresión. Los resultados de nuestro estudio muestran que estas diferencias se deben, en gran parte, a las diferencias que provoca la forma de convivencia en la experiencia de la soledad. Dicho de otra forma, si vivir solo o vivir en una residencia suponen un mayor riesgo de depresión, esto se podría explicar en cierta medida porque ambas situaciones aumentan la experiencia de la soledad en las personas mayores.
